
Empieza un nuevo día
y al escuchar
la dulce risa de mi niña
me embarga la alegría.
Cuanta ternura hay en su mirada y
es hermoso ver el brillo de sus ojos
cuando viene hacia mí
para decirme que me ama.
Su cálida voz abre la
entrada a Dios en mi corazón,
y puedo sentir y decir con emoción
¡GRACIAS PADRE POR ESTA BENDICION¡
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